En su caballo siempre iba, a la cabeza de la vanguardia, muy solo, muy concentrado, vigilando siempre los movimientos extraños de un enemigo que poco o nada sabía de la existencia de sus pares. Y aunque ellos no supieran nada, para él eso no representaba garantía de que no pudieran rastrearlo, así que siempre, con su agilidad y su casi invisibilidad mantenía su olfato atento y su aguda vista sobre las columnas de caballería que engrosaban el ejercito que siempre, siempre caminaba hacia el norte.
Esuchando Nude de Radiohead
Tuesday, November 23, 2010
Sunday, November 07, 2010
poco se publica
Antes, recién creado este blog, publicaba a menudo, hoy veo con tristeza como pasan los meses y ninguna letra se asoma por estos lados....se pensaría en que ando muy ocupado, aunque ciertamente no es así.
Escuchando el ventilador de mi computador.
Escuchando el ventilador de mi computador.
Monday, October 11, 2010
incapacidad para competir
Estoy tan cansado de la competencia, del que sabe más, del que tiene más, del que en general es más, es mejor, es superior. Intento no desacoplarme de esos lineamientos para no caer en un limbo, pero es imposible, por todos lados está. En el trababajo, en el estudio, en la literatura, en los blogs, en los libros, en las calles, en el bus. La gente transpira egocentrismo y la propia negación de tenerlo y poseerlo. Duele aceptarlo. El que escribe el mejor ensayo acapara la atención de maestro y sus compañeros, y se ensalza con comentarios de admiración que a veces van acompañados de fotos y videos. O el que escribe ésta o ésta otra poesía, o ésta o aquella novela, o el que abarca fácilmente todas las actividades con gran entusiasmo y entrega. Para los mediocres, incumplidos y mentirosos nada nos queda, por lo menos para los que sabemos que somos así y no explotamos las esferas en donde estos grandes antiatributos son oro puro. En la línea entre el bien y el mal no somos sino países neutrales destinandos a pasar en vano la corta existencia.
Wednesday, June 30, 2010
¿como te encuentro?
yo, que prioritariamente he venido a este mundo para encontrarte, encuentro todo en donde no crea encontrarte tan trivial y frágil que aquello que es importante para todos, resulta poco para mí, pierde importancia tan pronto compruebo que allí nunca has estado y nunca llegarás. Me siento raro entonces, sin rumbo definido, arrastrado por la lluvia tenue que el mundo impone, caminando siempre entre los caminos trazados y la yerba y los bosques aún vírgenes sin llegar en algún momento a definir en cual de ellos estarás, con la esperanza de que te encontraré allí donde se encuentran casi todos, pero con la incertidumbre de si mejor estarás en una casa en medio del bosque de hojas y músicas tristes. Y con el miedo vivo, con el miedo de no encontrar tu rostro, tu cuerpo, tu energía, tu aura, tan especial, tan extraña, más que mi búsqueda que no resulta implícita ni secundaria, ni conformista, porque eres tú a quien debo encontrar, tal como estás dibujada en mi mente, la que todas las noches ronda esperando a la salida de los túneles rojizos en los que mi cuerpo está atrapado. Dame una señal para encontrarte, dime algo en mis sueños, hábleme cuando el miedo me deje abatido, cuando la lluvia fuerte golpee mi cara mientras veo los relámpagos de lejanas tormentas, el tiempo se agota y las arrugas se hacen visibles y el cuerpo se encorba y sigo sin encontrarte, sin verte más que en mis pinturas abstractas de mi mente poco lúcida y distraida.
"De los cuarenta colores que yo se pintar
eres ese color que no lo puedo ni soñar
ven aquí necesito imaginarte ay amor
paso el día pintándote
y que difícil copiar el aire de tu piel
pintar es más que amar
pintar es crearte
es hacer de ti una obra de arte
tengo tu imagen en el pincel
borrosa entre mis dudas
ay amor
paso el día pintándote
estás tan dentro de mi
que estás quemándome
pintarte es casi, casi como inventarte
es hacer de tí una obra de arte
te estoy BUSCANDO por las esquinas de la razón
pero tu imagen huye siempre de mi voz
de mi voz ay amor
paso el día pintándote
ay amor
y tu nombre quemándome
y que difícil es copiar el aire de tu piel"
Draco
"De los cuarenta colores que yo se pintar
eres ese color que no lo puedo ni soñar
ven aquí necesito imaginarte ay amor
paso el día pintándote
y que difícil copiar el aire de tu piel
pintar es más que amar
pintar es crearte
es hacer de ti una obra de arte
tengo tu imagen en el pincel
borrosa entre mis dudas
ay amor
paso el día pintándote
estás tan dentro de mi
que estás quemándome
pintarte es casi, casi como inventarte
es hacer de tí una obra de arte
te estoy BUSCANDO por las esquinas de la razón
pero tu imagen huye siempre de mi voz
de mi voz ay amor
paso el día pintándote
ay amor
y tu nombre quemándome
y que difícil es copiar el aire de tu piel"
Draco
Saturday, April 03, 2010
Un recuerdo de un baño
Esa tarde tenía que ir a la universidad a entregar la última parte de su tesis. La cita con el Profesor Genero era hacia las 5 de la tarde, pero llegó antes, mucho antes. Cuando estaba frente a la oficina del profesor y viendo que estaba cerrada, atinó a observar su reloj, 3:30 p.m., y ahora ¿qué iba a hacer?, no llevaba un libro, ni una agenda, la biblioteca estaba cerrada, la cafetería central también, las cafeterías pequeñas igual, en semana de cierre de notas siempre pasaba eso, solo las dependencias administrativas permanecían abiertas, pero toda la actividad escolar se esfumaba hacia otras latitudes, es más ni siquiera era que se reactivara en otro lado, simplemente quedaba pausada durante un mes y medio. Se sentó en la plaza central, a ver si por pura casualidad pasaba alguien cuando recordó que llevaba un cigarrillo en la chaqueta, lo sacó y se dio cuenta que estaba en mal estado, pero de algo servía, solo faltaba candela, algo con que encenderlo. Esculcó largamente sus bolsillos a ver si por mero chance palpaba alguna cerilla porque de lo estaba seguro era que bricket no llevaba. Se pasaba las manos de bolsilo en bolsillo, pero nada. Nada en absoluto. Ahora que la ansiedad inicial, leve por no decir nula, se había convertido en un monstruo expectante por nicotina, las manos empezaron a sudarle, el desespero se apoderaba de él, como antaño, cuando en esa misma plaza veía pasar a Gabriela con la indeferencia que nunca cambió, rogando por un saludo o una simple pero sincera mirada. Eran dos ansiedades de momentos y circunstancias diferentes, pero tan iguales en la forma en que se presentaban que sintió por un pequeño segundo miedo de volver a lo que había superado. Se leventó, frotó las manos y escalando las escaleras de la plaza se dirigió rápidamente al baño del del edificio C, el más cercano.
Había dencansado, se había lavado la cara y el pelo se lo había humedecido, se sentía fresco y a salvo del terror de hacía unos minutos cuando de repente vio a Tatiana cruzar la entrada principal, la misma chica que tres semanas antes había sido "sincera" con él diciéndole "torpe con las mujeres". Las palabras se le habían quedado clavadas en el fondo de su pecho, y si no la hubiera vuelto a ver, no habrían sido más que meros rasguños de gatos inofensivo, pero ahora se convertían en heridas profundas de garras de tigre acechado. ¿Qué hacer?, necesitaba un salvavidas, algo que le evitara tener que ser visto por ese monstruo bello que con su cruel sinceridad lo había destruido en una frase. Tatiana se había quedado justo en el único paso hacia la oficina del profesor Genero, y por la postura que había adquirido, parecía que se iba a quedar allí un largo rato: sentada, había abierto un libro y desparramado sobre una mesa una cantidad impresionante de hojas y cuadernos, como si fuera a estudiar allí por horas. La cuestión se complicaba, no se le ocurría nada, quizá llamar al profesor y decirle que aplazaran la entrega era una buena salida, le diría que el permiso en el trabajo le fue denegado por una urgencia que no se esperaba. Es más, siendo tan amigo de su jefe, llamaría a este para que estuviera de acuerdo y al tanto de su versión para evitar cualquier lío en caso de que el Profesor llamara para confirmar la situación.
Sacó su celular y marcó. Malas noticias, no tenía saldo, el último minuto se lo había regalado a su jefe, cosa paradójica por no decir ridícula. Llamó al servicio de recargas pero este estaba inactivo. Inactivo!!, nunca pasaba nada con ese servicio de recargas, o eso creía, pues no era que se la pasara llamando a pedir extratiempo. Intento alrededor de 20 veces pero nada. Ya eran las 4:15 p.m. y el tiempo empezaba a pesar, antes pasaba lentamente, ahora corría endemoniádamente, como en cruel burla por la crítica de lento que Víctor le había hecho una hora antes.
Se le ocurrió depronto algo que había hecho en los baños del colegio, y que ya no había vuelto a recordar, pero que en este momento fue lo más lúcido que se le pudo venir a la mente: Había sido una tarde,de esas en donde había exámenes, y él no llevaba preparado nada, siendo el mejor del salón no podía quedar en ridículo ante las directivas, profesores, compañeros, amigos, enemigos, eran los exámentes finales y debía pasarlos con 5 o por lo menos con 4.8. y en las condiciones en que estaba por mucho lograría un 2. Sería defraudar a mucha gente, y en ese momento Victor no tenía la fuerza para defraudar a alguien. Cuarenta y cinco minutos antes de iniciar los exámenes habló con la profesora Matilde.
- Profe, necesito ir al baño.
- Claro Victor, ve, ni que estuviéramos bravos, eh?
Llevaba ese día un doble par de medias, entró al baño y cerró con llave. Se descalzó y luego se bajó una a una las medias que llevaba más superficialmente. Eran largas y gruesas, las que utilizaba su hermano Germán para jugar fútbol y que justo a la altura del tobillo se marcaban con unas letras bordadas
Había dencansado, se había lavado la cara y el pelo se lo había humedecido, se sentía fresco y a salvo del terror de hacía unos minutos cuando de repente vio a Tatiana cruzar la entrada principal, la misma chica que tres semanas antes había sido "sincera" con él diciéndole "torpe con las mujeres". Las palabras se le habían quedado clavadas en el fondo de su pecho, y si no la hubiera vuelto a ver, no habrían sido más que meros rasguños de gatos inofensivo, pero ahora se convertían en heridas profundas de garras de tigre acechado. ¿Qué hacer?, necesitaba un salvavidas, algo que le evitara tener que ser visto por ese monstruo bello que con su cruel sinceridad lo había destruido en una frase. Tatiana se había quedado justo en el único paso hacia la oficina del profesor Genero, y por la postura que había adquirido, parecía que se iba a quedar allí un largo rato: sentada, había abierto un libro y desparramado sobre una mesa una cantidad impresionante de hojas y cuadernos, como si fuera a estudiar allí por horas. La cuestión se complicaba, no se le ocurría nada, quizá llamar al profesor y decirle que aplazaran la entrega era una buena salida, le diría que el permiso en el trabajo le fue denegado por una urgencia que no se esperaba. Es más, siendo tan amigo de su jefe, llamaría a este para que estuviera de acuerdo y al tanto de su versión para evitar cualquier lío en caso de que el Profesor llamara para confirmar la situación.
Sacó su celular y marcó. Malas noticias, no tenía saldo, el último minuto se lo había regalado a su jefe, cosa paradójica por no decir ridícula. Llamó al servicio de recargas pero este estaba inactivo. Inactivo!!, nunca pasaba nada con ese servicio de recargas, o eso creía, pues no era que se la pasara llamando a pedir extratiempo. Intento alrededor de 20 veces pero nada. Ya eran las 4:15 p.m. y el tiempo empezaba a pesar, antes pasaba lentamente, ahora corría endemoniádamente, como en cruel burla por la crítica de lento que Víctor le había hecho una hora antes.
Se le ocurrió depronto algo que había hecho en los baños del colegio, y que ya no había vuelto a recordar, pero que en este momento fue lo más lúcido que se le pudo venir a la mente: Había sido una tarde,de esas en donde había exámenes, y él no llevaba preparado nada, siendo el mejor del salón no podía quedar en ridículo ante las directivas, profesores, compañeros, amigos, enemigos, eran los exámentes finales y debía pasarlos con 5 o por lo menos con 4.8. y en las condiciones en que estaba por mucho lograría un 2. Sería defraudar a mucha gente, y en ese momento Victor no tenía la fuerza para defraudar a alguien. Cuarenta y cinco minutos antes de iniciar los exámenes habló con la profesora Matilde.
- Profe, necesito ir al baño.
- Claro Victor, ve, ni que estuviéramos bravos, eh?
Llevaba ese día un doble par de medias, entró al baño y cerró con llave. Se descalzó y luego se bajó una a una las medias que llevaba más superficialmente. Eran largas y gruesas, las que utilizaba su hermano Germán para jugar fútbol y que justo a la altura del tobillo se marcaban con unas letras bordadas
GARR
Germán Andrés Romero Rojas
Perfecto.
Entró a uno de los sanitarios, quitó la tapa del tanque y tal como lo había imaginado, estaba lleno hasta el tope, tope que había sido impuesto por el mecanismo de pera del sanitario. Forzó la pera hasta al fondo contra la fuerza del agua, y para asegurarse que se quedaría allí al fondo, tomó una de las medias, amarró uno de sus costados a la bola de plástico y el otro a una tuerca que se hallaba al fondo del tanque. De allí no se movería, era fijo, mientras tanto el agua ya empezaba a desbordarse del tanque. Hizo lo mismo con otro de los sanitarios, los que él sabia tenían más fuerza de llenado. Tuvo cuidado de no dejar huellas de sus zapatos y de ponerse antes un par de guantes de latex por si el profesor de matemáticas se le ocurría una de sus fantasías detectivescas para cazar al responsable.
Faltando 5 minutos el rector daba un mensaje por el sistema de parlantes del colegio.
"Señores, se tiene un problema a nivel de la infraestructura de los baños, por lo cual se requiere que desalojen temporalmente la institucion mientras se soluciona el problema. Quiero que por favor salgan al patio de la entrada norte y esperen allí hasta nuevo aviso. Y además quiero pedirles de antemano disculpas si tienen alguna molestia por no realizarse los exámenes que estaban planeados para iniciar en unos minutos. De nuevo gracias. "
Los pasillos, los salones, las oficinas, todo era un desastre, el agua llegaba a un nivel como de 10 o 15 centímetros, suficiente como para preocupar al rector y todas las directivas, y más teniendo en cuenta qu salones y oficinas tenían el piso cubierto de alfombra.
Al cabo de unas semanas las medias fueron la causa de la expulsión de su hermano, a un par de semanas de su grado como bachiller, lo que de entrada truncó su sueño de iniciar su carrera de Arquitectura y de paso le quitó por añadidura todo el apoyo de sus padres, quienes inmediátamente y dado lo conservadores que eran, decidieron quitarle todo el apoyo económico.
Victor se dio cuenta de su error tarde, no prentendía tanto, pero ahora ya no podía decir nada, se sentía, como se dijo antes, incapaz de defraudar en ese momento a alguien y más a sus padres.
Primera vista en la reunión de Camilo
No basta solo con estar dentro de un grupo, definitivamente es clave no solo estar sino también ser ese grupo. De otra manera será como estar...
¿Victor que jodas estás pensando ahí solo en la mesa?
¿¿Victor??? Ole,deje sus pensamientos para la casa, no que quería buscar compañía? mujer?
Aquí tiene a muchas que no son putas, son amigas de amigos, personas que tal vez le puedan interesar, pero si siempre va a estar ahí buscando en su mente quien sabe que pendejadas pues se complica la vaina. Venga más bien le presento una amiga de la univerisdad, es muy bacana la tipa, tiernita pero no bruta, tampoco la más sabionda. Además es bonita, de esas como pa novia..Venga, muévase, que depronto se nos va, la vi como aburrida hace un rato.
Tatiana, mira, te presento a Victor, un amigo del colegio.
Mucho gusto, Victor Romero.
Mucho gusto, Tatiana González.
y qué tomas Tatiana?
Pues ahorita solo toamaba un cuba libre con poco ron, mientras me ambiento un poco, aunque no está tan fácil, mucha gente pero pocos conocidos.
A no fresca, eso se soluciona, mira ya tienes uno, Victor es un bacán...Un momento, alo? que más Padrino, como me le va? Bien, por aquí en una reunionsita...Denmen un segundo, vuelvo al rato.
Se vio como si tuviera esa llamada planeada para dejarnos solos, ¿cierto?
Bueno, pues no lo había pensado, espero no te incomde quedarte "solo" conmigo, igual no como gente, fresco, pero si tu prefieres me voy, para que no te sientas comprometido.
No, no para nada, digo, a veces se me vienen unas cosas a la cabeza complicadas, como salidas de una prevención que no se a que se debe.
Si te entiendo algo, mi exnovio y mi hermano son así, aunque no tan de entrada cuando conocen a alguien. Oye, disculpa el atrevimiento, tienes un pañuelo o servilleta queme prestes, mira en donde ha quedado parte del cuba libre.
Eh si, creo que aquí tenía la servilleta del vaso de whisky, casi nunca traigo pañuelo conmigo. Espera te seco, a ver, a ver, listo, creo que ya está, no era mucho.
Gracias, muy amable que pena haberte hecho pasar por eso. Y entonces te decía, acerca de que mi hermano y mi ex eran así, un poco, que pena la palabra, torpes cuando conocían mujeres, como que no se sabían comportar mucho. Espero no ser grosera contigo, solo que me pareció algo así, como que no tratas mucho con mujeres.
Si, no mucho, no suelo ir a muchas reuniones.
Pero poco a poco se les iba pasando, como que era cuestión de entra en confianza
Si, cuestión de confianza
Luego me decían que el problema era más de timidez que otra cosa, igual, yo soy timida, aunque ya no tanto como antes, como cuando estaba en el cole.
Aja, en el colegio.
Oye Victor, espero que no te haya ofendido, es que suelo ser directa, pero no para ofender..de verdad que pena.
Camilo ya volvió.
Jeje mi padrino, que tipo tan jocoso, bueno, veo que ya están hablando, quieren que les rellene esos vasos?
No, no, ya me voy, tengo que recoger a mi hermano, está en fiesta de preprom en el colegio y quedé de pasar por él a la 1
No sea aburrido, falta todavía una hora para la 1, de aqui a allá le rinde, además va en el carro.
No, en serio, tengo que tanquear y todo eso, fresco, otro día nos veremos. Chao Tatiana, un gusto conocerte.
El gusto fue mío.
Bueno hermano, nos estamos viendo entonces.
Chao
¿Victor que jodas estás pensando ahí solo en la mesa?
¿¿Victor??? Ole,deje sus pensamientos para la casa, no que quería buscar compañía? mujer?
Aquí tiene a muchas que no son putas, son amigas de amigos, personas que tal vez le puedan interesar, pero si siempre va a estar ahí buscando en su mente quien sabe que pendejadas pues se complica la vaina. Venga más bien le presento una amiga de la univerisdad, es muy bacana la tipa, tiernita pero no bruta, tampoco la más sabionda. Además es bonita, de esas como pa novia..Venga, muévase, que depronto se nos va, la vi como aburrida hace un rato.
Tatiana, mira, te presento a Victor, un amigo del colegio.
Mucho gusto, Victor Romero.
Mucho gusto, Tatiana González.
y qué tomas Tatiana?
Pues ahorita solo toamaba un cuba libre con poco ron, mientras me ambiento un poco, aunque no está tan fácil, mucha gente pero pocos conocidos.
A no fresca, eso se soluciona, mira ya tienes uno, Victor es un bacán...Un momento, alo? que más Padrino, como me le va? Bien, por aquí en una reunionsita...Denmen un segundo, vuelvo al rato.
Se vio como si tuviera esa llamada planeada para dejarnos solos, ¿cierto?
Bueno, pues no lo había pensado, espero no te incomde quedarte "solo" conmigo, igual no como gente, fresco, pero si tu prefieres me voy, para que no te sientas comprometido.
No, no para nada, digo, a veces se me vienen unas cosas a la cabeza complicadas, como salidas de una prevención que no se a que se debe.
Si te entiendo algo, mi exnovio y mi hermano son así, aunque no tan de entrada cuando conocen a alguien. Oye, disculpa el atrevimiento, tienes un pañuelo o servilleta queme prestes, mira en donde ha quedado parte del cuba libre.
Eh si, creo que aquí tenía la servilleta del vaso de whisky, casi nunca traigo pañuelo conmigo. Espera te seco, a ver, a ver, listo, creo que ya está, no era mucho.
Gracias, muy amable que pena haberte hecho pasar por eso. Y entonces te decía, acerca de que mi hermano y mi ex eran así, un poco, que pena la palabra, torpes cuando conocían mujeres, como que no se sabían comportar mucho. Espero no ser grosera contigo, solo que me pareció algo así, como que no tratas mucho con mujeres.
Si, no mucho, no suelo ir a muchas reuniones.
Pero poco a poco se les iba pasando, como que era cuestión de entra en confianza
Si, cuestión de confianza
Luego me decían que el problema era más de timidez que otra cosa, igual, yo soy timida, aunque ya no tanto como antes, como cuando estaba en el cole.
Aja, en el colegio.
Oye Victor, espero que no te haya ofendido, es que suelo ser directa, pero no para ofender..de verdad que pena.
Camilo ya volvió.
Jeje mi padrino, que tipo tan jocoso, bueno, veo que ya están hablando, quieren que les rellene esos vasos?
No, no, ya me voy, tengo que recoger a mi hermano, está en fiesta de preprom en el colegio y quedé de pasar por él a la 1
No sea aburrido, falta todavía una hora para la 1, de aqui a allá le rinde, además va en el carro.
No, en serio, tengo que tanquear y todo eso, fresco, otro día nos veremos. Chao Tatiana, un gusto conocerte.
El gusto fue mío.
Bueno hermano, nos estamos viendo entonces.
Chao
Wednesday, March 10, 2010
Saturday, March 06, 2010
Un diario sincero...posible contraparte de Eterna Búsqueda
No vale la pena contaminar este blog con ideas o pensamientos que nacen de un rencor voluminoso. Para esto estará "Un Diario Sincero", alli donde, con la menor cantidad de moños y adornos, escribiré tal como se me pasan por la cabeza, sin mucho trabajo editorial, las cosas que observo, pienso y siento.
Tuesday, February 23, 2010
Bajo las riendas
El día hoy ha sido pesado. 5 a.m., ya estoy despierto, no he podido dormir nada, quizá un par de horas o menos, la humedad se me metía por el hocico y casi no podía respirar, además el estómago me tenía mortificado, un par de zanahorias fue mi comida del día anterior y algunas hebras de hierba seca de un jardín de uno de los barrios de ricos que visitamos una vez por semana. Estoy sucio, lleno de barro, esta vida es triste, y creo no poder hacer mucho para salir de ella.
Saturday, February 20, 2010
Y el olor del perfume continúa
Cada día que pasa le tengo menos fe a este blog, ya no propone nada, no cambia nada, tampoco es leído y cuando un escrito no es leído es como si no existiera, como los libros que son solo utilizados como parte del ornamento de una casa.
Me estoy convenciendo que más que un escritor soy el personaje de una tragicomedia de un cuento urbano, de la crisis de la modernidad. Alguna vez mi amigo D. me lo dijo, hace ya varios años, que sería digno de una novela o de una narración, que sería un personaje sucio, puerco, el reflejo de esas cosas que casi todos hacen pero al mismo tiempo casi siempre esconden. Obvio, no soy tan interesante en el sentido de ser realmente único, soy supremamente vulgar, demasiado corriente, pero con unos momentos de extravagancia que combinada con mis ideas idiotas forman algo como un jekyll al 60% de su día y un Hyde el resto de tiempo. Claro, eso es de todos, las múltiples facetas, las caretas de diferentes colores, aromas y texturas, sin embargo algo especial, y que no quiere decir bueno, contamina mi vida.
El desorden de los últimos dos años me tiene un poco asustado, siento como si se estuviera cerrando el nudo alrededor de mi cuello, como si el cuento que protagonizo estuviera en su punto álgido, en la cima (o en le profundidades) de la entropía, el poco dinero que me entra se evapora fácilmente y ni una gota de ese vapor queda en mis bolsillos, odio los banco como siempre, ahora más que les debo cada centavo que me gano en un trabajo rutinario y algo aburrido, el licor tiende a acompañarme, junto a la mentira y un soledad maligna. Agreguémole ideas peligrosas sobre motines, revolución, atentados y demás, hordas de recuerdos recurrentes y fuertes que no se van, además de un fatalismo enorme que viene, creo, de una envidia y un resentimiento en crescendo....Espero sea esto una exageración pero creo que pronto sabré si lo es o si al contrario es una mínima aproximación de lo que sucederá.
Escuchando One de U2
Me estoy convenciendo que más que un escritor soy el personaje de una tragicomedia de un cuento urbano, de la crisis de la modernidad. Alguna vez mi amigo D. me lo dijo, hace ya varios años, que sería digno de una novela o de una narración, que sería un personaje sucio, puerco, el reflejo de esas cosas que casi todos hacen pero al mismo tiempo casi siempre esconden. Obvio, no soy tan interesante en el sentido de ser realmente único, soy supremamente vulgar, demasiado corriente, pero con unos momentos de extravagancia que combinada con mis ideas idiotas forman algo como un jekyll al 60% de su día y un Hyde el resto de tiempo. Claro, eso es de todos, las múltiples facetas, las caretas de diferentes colores, aromas y texturas, sin embargo algo especial, y que no quiere decir bueno, contamina mi vida.
El desorden de los últimos dos años me tiene un poco asustado, siento como si se estuviera cerrando el nudo alrededor de mi cuello, como si el cuento que protagonizo estuviera en su punto álgido, en la cima (o en le profundidades) de la entropía, el poco dinero que me entra se evapora fácilmente y ni una gota de ese vapor queda en mis bolsillos, odio los banco como siempre, ahora más que les debo cada centavo que me gano en un trabajo rutinario y algo aburrido, el licor tiende a acompañarme, junto a la mentira y un soledad maligna. Agreguémole ideas peligrosas sobre motines, revolución, atentados y demás, hordas de recuerdos recurrentes y fuertes que no se van, además de un fatalismo enorme que viene, creo, de una envidia y un resentimiento en crescendo....Espero sea esto una exageración pero creo que pronto sabré si lo es o si al contrario es una mínima aproximación de lo que sucederá.
Escuchando One de U2
Monday, February 08, 2010
Peldaño de la resistencia
Mientras el mundo siga así no podré ser nunca feliz. Vivir o morir, así debe ser.
Tuesday, February 02, 2010
Purpura y Gris (inconcluso)
Escrito hace varios años
Anochecía y me desponía como siempre a mirar el correo, en espera de esa carta que nunca iba a llegar. Algo así como el coronel en el libro de García Márquez, solo que yo era más compulsivo en esa acción, razón por la cual revisaba diariamente el buzón. Esta vez, al igual que las otras, el mensaje azul en la pantalla aparecía burlonamente diciendo "no tiene ningún mensaje". Salí de allí con cierta melancolía y ya antes de acostarme eché un vistazo a una página de esas que dan la oportunidad de entablar una amistad: "por qué no?, igual no voy a pagar para conocer a alguien. Igual nadie me va a interesar". Terminé pagando la suscripción por una muchacha llamada M. Algunas palabras insulsas destacando mi estado anímico tan bajo fue lo que contenía el escrito que le envié; Un mensaje lanzado desde esa isla solitaria de mi existencia hacia un mar callado y quieto. Por fin, cansado de mirar nimiedades, decidí ir a mi lecho. No tenía ni la más mínima idea de que aquella noche sería la más larga de mi vida, de que nadaría durante un mes entre lagos oníricos donde rosotros incandescentes se avistarían como puntas de icebergs, donde subiría por escaleras infinitas, sin barrotes y oscuras, donde vería a mi amada fiel y bella recostada sobre mi pecho Suspira de esa forma, querida Dama, donde sería un poeta loco y suicida, donde el néctar de los dioses del Olimpo y la hierba sagrada de las deidades de los Incas serían la prueba más irrefutable de que el amor (y con e el miedo y la ansiedad) por fin me tocaría en todo su esplendor.
Como le decía, esas palabras fueron el inicio de sentir pues M. (a los que no entienden disculpas de antemano. Con M. hago referencia a M., mi amada) empezó a sumergirse en mis pesadillas, para hacer parte de todos esos lugares que sueño constantemente y que por esa razón los adjudico ya a mi realidad. Ahora, se preguntaran como vi la agitación de mi cuerpo siendo que uno mismo no se puede ver corporalmente. Yo tampoco lo se y me lo pregunto tanto que me enredo más. Pero vagamente le atribuyo a eso una especie de desdoblamiento que tuvo lugar en los momentos en mis brazos, mi cabez y mis piernas se contorneaban violentamente. Era como un escape que mi alma se obligaba a tener que hacer, quizá por el miedo a ser carbonizada por la pasión tan desgarradora que me cubría en algunos instantes. Solo se eso y ya no daré más explicaciones del hecho aún cuando quedo insatisfecho. Si siguen incrédulos pues tendrán que inventar alguna razón o bienl, estudiar alguna teoría neuronal. De esas hay muchas.
Después de que leí su mensaje que me había entregado un ser de rostro negro (casi como yo), mi corazón palpito anormalemente: era rápido, pero a los pocos segundos se paraba y solo volvía en si cuando releía la carta. Veía como de nuevo se perdía en la bruma y como yo iba chapoteando entre charcos negros para alcanzarla e indagarle su identidad, pero yo era lento y ella en cambio caminaba apresurada, como si tuviera que volver a un monasterio o convento. Todo ese tiempo (tiempo recóndito y eclipsado por la locura e irracionalidad de ese mundo) estuve esperándola. Recuerdo que bajaba por largas escaleras, que abría puertas de lugares donde había vivido, que caminaba bajo la lluvia y de repente un lago enorme me tragaba. Se que estuve quieto pero también se que caí de un edificio y de que un avión enorme me arrolló. Me encontraba de nuevo en la puerta de una casa gigante y ahí fue cuando llegó el hombre de rostro negro. Me dio una carta enorme, pesada, larga, que tuve que llevar en una carretilla a un jardín cercano. donde el olor a manzanilla impregnaba todos los rincones (¡no había rincones!) y todos los demás arbustos. La abrí lentamente, con las manos humedas y llenas de sangre. Terroríficamente me empecé a dar cuenta como me estaba cubriendo de sangre, de mi propia sangre lo más terrorífico era que la sangre no manchaba el papel. Así que sin pensarlo dos veces comencé a leer la carta. Fue algo precioso, algo que sabría describir porque tristemente ese don de la escritura no me fue dado, ni siquiera en los sueños. Soñe que era un poeta (sueño entre sueños) y le escribí algunas palabras, símbolos raros sobre hojas quebradizas, rotas. Sellé aquello con una hoja de un árbol de eucalipto y luego se lo di al cartero, que extrañamente siempre miraba al suelo.
-¿Quien eres? - me atrevi a preguntar.
-Soy tu siervo, señor. Vuestro siervo.
-¿Vuestro siervo? - pregunté estupidamente.
-De la Señora y de vos.
y se fue. No lo vi durante algunos días, tiempo en el que empecé a tomar un aspecto como de uva pasa, arrugado y más negro. Me limitaba a caminar encontrándome seguidamente con mis compañeros de colegio en situaciones extrañas, en lugares que yo conocía pero que al mismo tiempo desconocía, sintiéndome extraviado, como en una selva de recuerdos, humeda y perversa. De un momento a otro escuché su voz:
-¿Juan Miguel?
-M., ¿eres tu? - grité, notando como mi voz era irreconocible.
-Si, soy yo. ¿Duermes?
-No lo se. Tal vez, pero se que no.
-¿Cómo lo sabes?
No lo sabía. Ni siquiera sabía donde estaba y asi poco a poco me quedé mudo. Vi como mis dientes se desprendían y como mi lengua se iba enrollando tercamente a través de mi garganta. Traigo a la memoria aquel instante en que toda la gente que me acompañaba corría en desbandada dejando solo sombras que se reflejaban en el espejo negro que componía la tierra. mostrando un aspecto siniestro. demonios ciegos y ebrios.
Pensé tal vez que nunca me había llamado, porque como saber si aquella voz fuerte y dulce era de ella, y si era de ella, que motivaba a tener la ilusión de que no me estaba confundiendo. En esas estaba cuando pasó un tren viejo y ya destartalado. No llevaba pasajeros, solo se veían maniquíes asomados a la ventana mostrando una mueca de un encanto extraño aunque bien se notaba que aquello era solamente el resultado de la mano de alguien, que los había dispuesto de tal forma, para tentar a los que se amontanaban en la orilla de la carrilera. El maquinista (que parecía real) se desmontó y me mostró su largo rostro, cual hoja de árbol de antaño. Era de estatura baja, sus bigotes adornaban los dos centímetros de su boca, poseía un solo ojo y los brazos caían de forma desproporcionada a lado, lado y lado (¡tres brazos!) de su delgado cuerpo. Entre todo ese montón de gente tenía que ser el elegido, pues con cautela se dirigió hacia el lugar donde me había parqueado y metiendo la mano en uno de sus bosillos sacó una piedrecilla que me entregó.
-Es de parte de la Señora M.
La cogí y leí dos símbolos que se inscribían en el centro de la roca:"Soy yo". El maquinista se devolvió hacia uno de los vagones y desde allí me guiñó el ojo y en seguida arrancó. Todo el mundo se fue y quedé de nuevo mudo, observando los rieles que eran de un color perlado traslúcido que dejaba entrever unas pequeñas laminillas doradas salpicadas de fino polvo blanco.
Me pusé en camino hacia la puerta de la casa gigante donde siempre me esperaba el cartero anónimo . Pero en esa oscuridad tan densa tomé un camino equivocado y cuando me di cuenta ya era demasiado tarde.
Anochecía y me desponía como siempre a mirar el correo, en espera de esa carta que nunca iba a llegar. Algo así como el coronel en el libro de García Márquez, solo que yo era más compulsivo en esa acción, razón por la cual revisaba diariamente el buzón. Esta vez, al igual que las otras, el mensaje azul en la pantalla aparecía burlonamente diciendo "no tiene ningún mensaje". Salí de allí con cierta melancolía y ya antes de acostarme eché un vistazo a una página de esas que dan la oportunidad de entablar una amistad: "por qué no?, igual no voy a pagar para conocer a alguien. Igual nadie me va a interesar". Terminé pagando la suscripción por una muchacha llamada M. Algunas palabras insulsas destacando mi estado anímico tan bajo fue lo que contenía el escrito que le envié; Un mensaje lanzado desde esa isla solitaria de mi existencia hacia un mar callado y quieto. Por fin, cansado de mirar nimiedades, decidí ir a mi lecho. No tenía ni la más mínima idea de que aquella noche sería la más larga de mi vida, de que nadaría durante un mes entre lagos oníricos donde rosotros incandescentes se avistarían como puntas de icebergs, donde subiría por escaleras infinitas, sin barrotes y oscuras, donde vería a mi amada fiel y bella recostada sobre mi pecho Suspira de esa forma, querida Dama, donde sería un poeta loco y suicida, donde el néctar de los dioses del Olimpo y la hierba sagrada de las deidades de los Incas serían la prueba más irrefutable de que el amor (y con e el miedo y la ansiedad) por fin me tocaría en todo su esplendor.
Como le decía, esas palabras fueron el inicio de sentir pues M. (a los que no entienden disculpas de antemano. Con M. hago referencia a M., mi amada) empezó a sumergirse en mis pesadillas, para hacer parte de todos esos lugares que sueño constantemente y que por esa razón los adjudico ya a mi realidad. Ahora, se preguntaran como vi la agitación de mi cuerpo siendo que uno mismo no se puede ver corporalmente. Yo tampoco lo se y me lo pregunto tanto que me enredo más. Pero vagamente le atribuyo a eso una especie de desdoblamiento que tuvo lugar en los momentos en mis brazos, mi cabez y mis piernas se contorneaban violentamente. Era como un escape que mi alma se obligaba a tener que hacer, quizá por el miedo a ser carbonizada por la pasión tan desgarradora que me cubría en algunos instantes. Solo se eso y ya no daré más explicaciones del hecho aún cuando quedo insatisfecho. Si siguen incrédulos pues tendrán que inventar alguna razón o bienl, estudiar alguna teoría neuronal. De esas hay muchas.
Después de que leí su mensaje que me había entregado un ser de rostro negro (casi como yo), mi corazón palpito anormalemente: era rápido, pero a los pocos segundos se paraba y solo volvía en si cuando releía la carta. Veía como de nuevo se perdía en la bruma y como yo iba chapoteando entre charcos negros para alcanzarla e indagarle su identidad, pero yo era lento y ella en cambio caminaba apresurada, como si tuviera que volver a un monasterio o convento. Todo ese tiempo (tiempo recóndito y eclipsado por la locura e irracionalidad de ese mundo) estuve esperándola. Recuerdo que bajaba por largas escaleras, que abría puertas de lugares donde había vivido, que caminaba bajo la lluvia y de repente un lago enorme me tragaba. Se que estuve quieto pero también se que caí de un edificio y de que un avión enorme me arrolló. Me encontraba de nuevo en la puerta de una casa gigante y ahí fue cuando llegó el hombre de rostro negro. Me dio una carta enorme, pesada, larga, que tuve que llevar en una carretilla a un jardín cercano. donde el olor a manzanilla impregnaba todos los rincones (¡no había rincones!) y todos los demás arbustos. La abrí lentamente, con las manos humedas y llenas de sangre. Terroríficamente me empecé a dar cuenta como me estaba cubriendo de sangre, de mi propia sangre lo más terrorífico era que la sangre no manchaba el papel. Así que sin pensarlo dos veces comencé a leer la carta. Fue algo precioso, algo que sabría describir porque tristemente ese don de la escritura no me fue dado, ni siquiera en los sueños. Soñe que era un poeta (sueño entre sueños) y le escribí algunas palabras, símbolos raros sobre hojas quebradizas, rotas. Sellé aquello con una hoja de un árbol de eucalipto y luego se lo di al cartero, que extrañamente siempre miraba al suelo.
-¿Quien eres? - me atrevi a preguntar.
-Soy tu siervo, señor. Vuestro siervo.
-¿Vuestro siervo? - pregunté estupidamente.
-De la Señora y de vos.
y se fue. No lo vi durante algunos días, tiempo en el que empecé a tomar un aspecto como de uva pasa, arrugado y más negro. Me limitaba a caminar encontrándome seguidamente con mis compañeros de colegio en situaciones extrañas, en lugares que yo conocía pero que al mismo tiempo desconocía, sintiéndome extraviado, como en una selva de recuerdos, humeda y perversa. De un momento a otro escuché su voz:
-¿Juan Miguel?
-M., ¿eres tu? - grité, notando como mi voz era irreconocible.
-Si, soy yo. ¿Duermes?
-No lo se. Tal vez, pero se que no.
-¿Cómo lo sabes?
No lo sabía. Ni siquiera sabía donde estaba y asi poco a poco me quedé mudo. Vi como mis dientes se desprendían y como mi lengua se iba enrollando tercamente a través de mi garganta. Traigo a la memoria aquel instante en que toda la gente que me acompañaba corría en desbandada dejando solo sombras que se reflejaban en el espejo negro que componía la tierra. mostrando un aspecto siniestro. demonios ciegos y ebrios.
Pensé tal vez que nunca me había llamado, porque como saber si aquella voz fuerte y dulce era de ella, y si era de ella, que motivaba a tener la ilusión de que no me estaba confundiendo. En esas estaba cuando pasó un tren viejo y ya destartalado. No llevaba pasajeros, solo se veían maniquíes asomados a la ventana mostrando una mueca de un encanto extraño aunque bien se notaba que aquello era solamente el resultado de la mano de alguien, que los había dispuesto de tal forma, para tentar a los que se amontanaban en la orilla de la carrilera. El maquinista (que parecía real) se desmontó y me mostró su largo rostro, cual hoja de árbol de antaño. Era de estatura baja, sus bigotes adornaban los dos centímetros de su boca, poseía un solo ojo y los brazos caían de forma desproporcionada a lado, lado y lado (¡tres brazos!) de su delgado cuerpo. Entre todo ese montón de gente tenía que ser el elegido, pues con cautela se dirigió hacia el lugar donde me había parqueado y metiendo la mano en uno de sus bosillos sacó una piedrecilla que me entregó.
-Es de parte de la Señora M.
La cogí y leí dos símbolos que se inscribían en el centro de la roca:"Soy yo". El maquinista se devolvió hacia uno de los vagones y desde allí me guiñó el ojo y en seguida arrancó. Todo el mundo se fue y quedé de nuevo mudo, observando los rieles que eran de un color perlado traslúcido que dejaba entrever unas pequeñas laminillas doradas salpicadas de fino polvo blanco.
Me pusé en camino hacia la puerta de la casa gigante donde siempre me esperaba el cartero anónimo . Pero en esa oscuridad tan densa tomé un camino equivocado y cuando me di cuenta ya era demasiado tarde.
Monday, January 25, 2010
Thursday, January 21, 2010
Una cuota del préstamo I
Gabriel Gómez, desempleado, auxiliar contable, tímido, noble, humilde y trabajador. No tiene dotes de empresario, pero aún así es responsable con lo que hace. Tiene sueños y muchos contradiciendo a aquellos que dicen que los únicos que tienen sueños son los empresarios y los generadores de una idea o negocio. Es la falacia más grande que se puedan haber inventado los cazadores de "exitosos".
Enrique Martínez, vecino de Gabriel, en realidad vecino solo porque es dueño del apartamento que queda al lado del que Gabriel toma en arriendo con la señora Hernández. Ese apartamento, el de Enrique, es uno de los quince apartamentos que tiene en arriendo, aunque podría sumarse también en el que el vive, pues paradójicamente no es del él, dice que es mucho más rentable tomar en arriendo un apartamento que comprar uno, y que ojalá ese apartamento no sea en un sector tan costoso, algo como de estrato cinco, para que los servicios llegan económicos.
Gabriel está desempleado desde hace poco más de seis meses, trabajaba en la misma empresa en donde labora Enrique, no lo vio jamás allí pues él, desde las 7 de la mañana que llegaba a la ofcina hasta las 6 de la tarde que salía, vivía entre torres de papeles y facturas que debía mecanografiar en el teclado del computador. Ya era un experto haciendo aquello, tenía contabilizado cuanto demoraba pasando una factura formato 385, que eran el 90 por ciento de sus trabajo, y los recibos 418,521 y 568 que eran el otro 10 por ciento.
Enrique es un Gerente de Proyectos, tiene 35 años, es guapo, usa perfume Hug Boss en especial Element y Dark Blue, pero a veces le gusta bañarse con la Paco Rabanne Black XS . Sus zapatos son semipuntudos, última tendencia, traídos directamente de Italia, Roma. Vestido y corbata Luigi y mancornas Mont Blanc. Impecable, huele extremadamente bien, llama tanto la atención que alguna vez un cliente,mujer, dueña de una empresa de diseño, le propuso que hiciera parte de los modelos de la última colección que ella había lanzado. Se negó en esa ocasión, aduciendo timidez, cuando en realidad su egocentrismo lo obligaba a negarse, para que pareciera humilde, sencillo, estrategia ésta que había aprendido de Sofía. En la noche del día de la propuesta ya tenía a la diseñadora de piernas abiertas en el Hotel Ático de Usaquén.
Enrique Martínez, vecino de Gabriel, en realidad vecino solo porque es dueño del apartamento que queda al lado del que Gabriel toma en arriendo con la señora Hernández. Ese apartamento, el de Enrique, es uno de los quince apartamentos que tiene en arriendo, aunque podría sumarse también en el que el vive, pues paradójicamente no es del él, dice que es mucho más rentable tomar en arriendo un apartamento que comprar uno, y que ojalá ese apartamento no sea en un sector tan costoso, algo como de estrato cinco, para que los servicios llegan económicos.
Gabriel está desempleado desde hace poco más de seis meses, trabajaba en la misma empresa en donde labora Enrique, no lo vio jamás allí pues él, desde las 7 de la mañana que llegaba a la ofcina hasta las 6 de la tarde que salía, vivía entre torres de papeles y facturas que debía mecanografiar en el teclado del computador. Ya era un experto haciendo aquello, tenía contabilizado cuanto demoraba pasando una factura formato 385, que eran el 90 por ciento de sus trabajo, y los recibos 418,521 y 568 que eran el otro 10 por ciento.
Enrique es un Gerente de Proyectos, tiene 35 años, es guapo, usa perfume Hug Boss en especial Element y Dark Blue, pero a veces le gusta bañarse con la Paco Rabanne Black XS . Sus zapatos son semipuntudos, última tendencia, traídos directamente de Italia, Roma. Vestido y corbata Luigi y mancornas Mont Blanc. Impecable, huele extremadamente bien, llama tanto la atención que alguna vez un cliente,mujer, dueña de una empresa de diseño, le propuso que hiciera parte de los modelos de la última colección que ella había lanzado. Se negó en esa ocasión, aduciendo timidez, cuando en realidad su egocentrismo lo obligaba a negarse, para que pareciera humilde, sencillo, estrategia ésta que había aprendido de Sofía. En la noche del día de la propuesta ya tenía a la diseñadora de piernas abiertas en el Hotel Ático de Usaquén.
Wednesday, January 20, 2010
20-01-2010
Esta espera se vuelve tan angustiosa y larga como la del Coronel, esperando algunas letras, buscando por cualquier sitio, pero con la poca fortuna de encontrarlo. ¿que esperanza se puede tener cuando ya ella ha desistido de buscarme?
Wednesday, January 13, 2010
49 I
Recuerdo esa noche perfectamente, como pocas de esas en las que llegaba tarde a mi preciado sitio, casi de madrugada. Había salido de una tertulia a las que solía asistir una vez cada dos semanas, allí tomé algunas cervezas que complementé con tres tragos de tequila. Todo estaba tranquilo, en un ambiente relajado, intelectual, interesante diríase, la compañía era buena, los hablantes excelentes y el licor ya iniciaba su efecto. Fumé algunos cigarrilos y luego salimos como a eso de las 10 u 11 de la noche, no sin antes cortejar frente al dueño de la librería a su propia esposa, casi 20 años mayor que yo, pero que por su escote parecía que tuviera un par de tetas de adolescente de 18.
Los demás se iban a sus respectivas casas pues al otro día había que trabajar, cosa que para mi no era preocupación pues ya llevaba algo así como 4 meses desempleado. Pero cuando vieron mis intenciones estúpidas de seguir caminando por las calles oscuras de la macarena, me empujaron a la fuerza dentro de un taxi, junto a ellos. Allí nos vaciamos los úlitmos tragos de cerveza antes de que yo les dijera que me dejaran a unas cuantas cuadras de mi casa. "No pasa nada, estoy cerca". Me creyeron. Apenas se alejaron le saqué la mano a un taxi y sin pensarlo le dije, "A la 49 con 13 por favor". Se me hizo que el chofer me guiñó el ojo por el retrovisor y asi lo confirmé luego pues cuando le dije que solo tenia nueve mil pesos apagó el taxímetro y me dijo, no hay problema, con una sonrisita socarrona.
Llegamos en diez minutos, diez minutos cortos, teniendo en cuenta que iba demasiado excitado y alegre de poder volver a mis antiguos aposentos. Pagué, me bajé e inmediátamente me abordaron dos meseros. Estaban impecables, con sus trajes negros, de corte clásico, corbata oscura sobre la camisa blanca y zapatos negros bien lustrados. "Me pueden llamar a Aldemar por favor". Se resistían a mi pedido, me decían que ellos eran Aldemar, que me tenían una mesa muy comoda y privada y unas niñas envidiables. Todo era la propina. Aldemar llegó, me sonrió ampliamente, como dos viejos amigos, y con sus dos brazos despejó el camino de los imprudentes meseros tras lo cual me abrazó y me invitó a seguir a la zona exclusiva, una zona que yo ya conocía muy bien, pues él casi desde la segunda vez que fui, me ofreció de manera sencilla.
-A quién buscas en especial. ¿Samanta?
Samanta, una chica alta, de grandes senos y unas caderas inmensas, pelo liso negro hasta la cintura, rostro hermoso, de muñeca, de labios estridentes, ojos negros glotones, incitadores, fue la primera mujer que conocí allí. Esa noche también conocí a Aldemar y aunque no me invitó a la zona exlusiva si me llevó al segundo piso que estaba semivacío, y que gracias a mi generosa propina, complementó presentándome sendas mujeres, primero rubias y luego pelinegras, entre quienes estaba Samanta.
-No, hoy no. No se, llévame allí y ahí miramos -. Sonrió, ampliamente como siempre y seguimos en rumbo hacia el sótano, donde estaba la zona exclusiva, La Fonda.
Los demás se iban a sus respectivas casas pues al otro día había que trabajar, cosa que para mi no era preocupación pues ya llevaba algo así como 4 meses desempleado. Pero cuando vieron mis intenciones estúpidas de seguir caminando por las calles oscuras de la macarena, me empujaron a la fuerza dentro de un taxi, junto a ellos. Allí nos vaciamos los úlitmos tragos de cerveza antes de que yo les dijera que me dejaran a unas cuantas cuadras de mi casa. "No pasa nada, estoy cerca". Me creyeron. Apenas se alejaron le saqué la mano a un taxi y sin pensarlo le dije, "A la 49 con 13 por favor". Se me hizo que el chofer me guiñó el ojo por el retrovisor y asi lo confirmé luego pues cuando le dije que solo tenia nueve mil pesos apagó el taxímetro y me dijo, no hay problema, con una sonrisita socarrona.
Llegamos en diez minutos, diez minutos cortos, teniendo en cuenta que iba demasiado excitado y alegre de poder volver a mis antiguos aposentos. Pagué, me bajé e inmediátamente me abordaron dos meseros. Estaban impecables, con sus trajes negros, de corte clásico, corbata oscura sobre la camisa blanca y zapatos negros bien lustrados. "Me pueden llamar a Aldemar por favor". Se resistían a mi pedido, me decían que ellos eran Aldemar, que me tenían una mesa muy comoda y privada y unas niñas envidiables. Todo era la propina. Aldemar llegó, me sonrió ampliamente, como dos viejos amigos, y con sus dos brazos despejó el camino de los imprudentes meseros tras lo cual me abrazó y me invitó a seguir a la zona exclusiva, una zona que yo ya conocía muy bien, pues él casi desde la segunda vez que fui, me ofreció de manera sencilla.
-A quién buscas en especial. ¿Samanta?
Samanta, una chica alta, de grandes senos y unas caderas inmensas, pelo liso negro hasta la cintura, rostro hermoso, de muñeca, de labios estridentes, ojos negros glotones, incitadores, fue la primera mujer que conocí allí. Esa noche también conocí a Aldemar y aunque no me invitó a la zona exlusiva si me llevó al segundo piso que estaba semivacío, y que gracias a mi generosa propina, complementó presentándome sendas mujeres, primero rubias y luego pelinegras, entre quienes estaba Samanta.
-No, hoy no. No se, llévame allí y ahí miramos -. Sonrió, ampliamente como siempre y seguimos en rumbo hacia el sótano, donde estaba la zona exclusiva, La Fonda.
En el océano de las desesperanzas
A veces las cartas parecen ser lanzadas como botellas al océano, con mensajes que el agua que se filtra borra, haciendo que su redacción tan sufrida y llena de esperanzas se convierta en una nada, en un papel manchado, y en ese orden, una acción que pierde todo su buen sentido.
Maldita Literatura
Literatura maldita, como una droga, como un vicio, me has aislado, ya no soy nadie, soy tan transparente como los que meten coca, gancha y heroina, estoy solo en esta sórdida vida, enganchado a mundos que no existem, enamorado de mujeres que son solo letras y palabras en ciudades invisibles, un estorbo en esta sociedad práctica.
Y como un vicio es imposible dejarte, como te odio pero te necesito, como transformaste un chico promisorio en un ser problemático, errabundo, sin sueños realizables, sin futuro, quejumbroso y pesimista.
Así como aquel que quería convertirse en alcohol yo querría convertirme en palabras, en uno de ellos que viera a Alejandra mirando desde su balcón o quizá ese otro que se confundiera entre las ramas del bosque. Pero no es así, tengo que vivir arrastrado en las calles del cartucho de los libros, arropado no por papel periódico sino por nombres de autores muertos y épocas lejanas e inalcanzables.
Y como un vicio es imposible dejarte, como te odio pero te necesito, como transformaste un chico promisorio en un ser problemático, errabundo, sin sueños realizables, sin futuro, quejumbroso y pesimista.
Así como aquel que quería convertirse en alcohol yo querría convertirme en palabras, en uno de ellos que viera a Alejandra mirando desde su balcón o quizá ese otro que se confundiera entre las ramas del bosque. Pero no es así, tengo que vivir arrastrado en las calles del cartucho de los libros, arropado no por papel periódico sino por nombres de autores muertos y épocas lejanas e inalcanzables.
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