Marchaban bajo la lluvia, una lluvia suave pero intensa, de esas que no te mojan con unas simples pero gordas gotas, sino que poco a poco, con un constante martilleo, te empapa hasta los huesos y nunca permite que tu ropa, tu equipo y todo lo que lleves puesto se seque. Es una lluvia triste, se huele en el ambiente, una lluvia que carga mucho frío, que deja el aire helado haciendo que la nariz duela cuando respiras y que las manos estén tan pálidas como los cielos de otoño y tan congeladas que solo moverlas duele.
Todos intentaban juntarse para darse un poco de calor, algunos sacaban un poco de whisky o cogñac que los calentara un poco y otros ofrecían cigarrillos húmedos a sus compañeros. Era una compañía pobre, que meses antes había quedado encerrada en una bolsa de cientos de kilómetros y que por suerte, pero también por falta de ella, no había sido encontrada ni por el enemigo ni por las tropas aliadas que lograron ingresar a la bolsa en un punto al suroeste de su ubicación. Era una compañía con muy pocas probabilidades de sobrevivir.
Pocos hablaban en esos días, tenían aún provisiones pero eran precavidos con su consumo, no se excedían, comían y tomaban cuando el hambre los acosaba pero tan pronto quedaban repuestos guardaban todo con ahínco, con gran cuidado. El grupo lo tenía a cargo el teniendo Pedraza, pero al final parecía que nadie lo tuviera a cargo, él solo daba algunas instrucciones sobre la marcha diaria, la precaución con la comida y la bebida y unas pocas palabras de ánimo que a medida que pasaba el tiempo eran más escasas. Todos lo respetaban y nadie osaba con retarlo o desobedecerlo, sin embargo él prefería marchar atrás, solo para estar pendiente de cualquier emboscada dejando en el frente a Ramírez que era uno de últimos con algo de ánimo para continuar caminando, oliendo, mirando más allá de los arbustos que les cerraba el paso.
esuchando Have No Fear (Bird York)
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