Esa tarde estaba en mi puesto de trabajo que quedaba en el primero piso de un edificio raro que en algunas partes parecía de 2 pisos y en otros de 3 y que era ancho, muy ancho. Mi puesto miraba hacia un jardín, y más allá hacia la portería del edificio y más allá a la calle por donde veía pasar el tráfico y mucho más allá a algunos edificios altos y anchos aunque no tan anchos como el del sitio donde trabajaba. A las 4 y 30 pasadas, como 4 y 44, alcé la vista, por instinto, por alguna razón que no tengo clara, como si me hubieran llamado o gritado desde muy lejos e inmediatamente subí la mirada a uno de los edificios, uno gris con ventanas azules y entonces vi algo que se movía en la terraza, primero pensé en un ave, pero a un ave no la hubiera visto desde esa distancia, afiné más la vista y lo ví más claramente. Tenía chaqueta azul clara, jean, gorra oscura, no distinguía nada más. No sabía si era hombre o mujer, y menos su edad. Parpadeé dos veces, quizá tres y cuando abrí los ojos el sujeto o la tipa se habían lanzado y caía muy rápido bordeando el edificio de 30 o más pisos. Una figura dminuta, como si fuese un ladrillo arrojado desde un rascacielos. No lo ví caer, un bus pasó en ese justo momento. Pero unos segundos más tarde una sirena muy fuerte inundaba el aire. Todo el mundo empezó a asomarse, a murmurar, a salir a la portería a mirar para al final no ver nada, porque seguramente nada quedó, nada reconocible de ese joven o viejo o vieja que vestía una chaqueta azul, un jean y una gorra oscura.
Escuchando la lluvia
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