Saturday, March 12, 2005

A ella, la desconocida del bus.

Mi calor artificial. ¿cómo llegaste hasta aquí? Sentado en una banca obervo tu esperado advenimiento antes que logre entender como fue. Del frio a tu ternura momentanea y grandemente significativa. Y tu catarro también cubre mis alveolos. Luz artificial y poca que da gotas puras y desinteresadas a mi piel reseca. ¿podrías decirme que no te vas a marchar?¿podrías quedarte aquí por horas sin que sepas que tu piel lubrica la mia? Es mejor que no te des cuenta que miro gravemente tus ojos y tu cabello. ¿cómo lo tomarías?¿ahh?no quisiera ver tu reacción tan rencorosa e ingenua si aquello pasara. Mejor sigue acariciándome mientras tu aliento perdure el poco tiempo que dura nuestro viaje. Como desearía abrir mis brazos y refugierte entre ellos para sentirte aún más cerca. ¿pero acaso te gustaría?no creo. No voy a abusar de la confianza que has depositado en mi. No voy a agredir tu agradable presencia para que huyas sin remedio y con asco. Te observare asi: disimuladamente, vorazmente, sin discreción pero a vez con descaro. Te obervare hasta que te bajes y no te vuelva a ver. Y tu no me vuelvas a ver.

1 comment:

Mr. Risin said...

Al final del viaje soledad, como fue en principio, un robo ajeno de esa presencia. Un respiro prestado del aire en esa atmósfera.