que estupido. "¿a que horas traen el disco duro?". Se voltea con
sorpresa y me mira de una forma dura, con desprecio. "¿mm?". Lo miro.
Miro el computador gris que está debajo de la mesa. Lo vuelvo a mirar y
alcanzo a balbucear algo: "el hp" y en ese instante lo señalo con el
dedo indice. Mira el aparato inerme, me vuelve a mirar y parece que yo
fuera otro objeto, con menos valor que la torre. "ahh". Se va y quedo
petrificado, mientras lo único que me queda es la frase con la que
empecé este párrafo. Y después se preguntan el porque de mi silencio,
de mi hermetismo, de mi indiferencia. De todas formas no me siento
culpable, solo es un aburrimiento aterrador el que me envuelve.
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