Se acaba el día y ya las gallinas y los copetones deben estar anidados
los atardeceres de esta ciudad, que a veces son como los de la playa, no me recuerdan en nada los del piñal
en donde el canto de los sapos y de las cigarras me avisan que la noche es nueva
aquí solo es un atardecer más
una hora jornada de hora pico más
un trayecto más
un trancón más
allá también debe ser una cigarra más que canta a la par que una mariposa termina su vida
vida de un día
volando por entre los mangos y los limones
el sol la ha arroyado durante su día
durante su vida
y sus alas, que solo duran ese día, descansan cuando la noche nueva madura se va volviendo
y mientras la cigarra de la noche nueva ya duerme después de su canto viejo
aquí los carros se van extinguiendo, y los ruidos cesan poco a poco, solo el silencio es interrumpido por un grito, una sirena, una bala
un llanto
o una grosería extraviada
todo es una suma de algo más
mil autos, mil buses, 1 tonelada de humo,
igual a mil cigarras, mil sapos, una tonelada de fragancia del caminante de la noche
todo al final es una suma de algo más
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