Friday, November 13, 2009

Intento 2 ( I )

Debo admitir que la primera vez que lo vi me pareció atractivo. Tenía el pelo corto, ondulado, no cabía duda, sus patillas eran largas, su piel blancuzca y sus ojos alargados, alegres. Su boca era grande, perfecta para su rostro que aunque ya tenía algunas arrugas, no dejaba de ser terso, liso. No llevaba un pelo más allá del de arriba, se veía fresco, como si estuviera recién bañado, su loción era discreta, deliciosa, nada extravagante ni tampoco común. De los catorce hombres que han besado mi sexo, ninguno olía como él, como él esa noche. Pidió un martini, su amigo una cerveza rubia, se sentaron en la barra al frente mío. El amigo era greñudo, con ojeras pronunciadas y no olía a nada, era simple, aunque tenia algunos rasgos que recordaban algo, como vestigios de una belleza anterior, como ruinas de palacios. Gracioso en todo caso, no eran muy acordes, ni sus ropas, ni su rostro, ni su presencia.

A las tres horas se largaron, se veían alegres y no a causa del licor, solo habían tomado un par de tragos cada uno, y antes de llegar no se veían borrachos, ni nada por el estilo. Me dejaron una buena propina, creo que la mejor que había recibido hasta ese día, desde hace más de tres años que trabajo en ese bar. Ya empezaba a extrañarlo tan pronto traspasó la puerta, ya la noche se tornaba aburrida, ya empezaba a vislumbrar el tedio de la llegada a mi casa, del día siguente y de los siguientes días. Y así pasó, no lo volví a ver, esperándolo cada noche arreglada de la mejor manera, con ropa nueva, con maquillaje diferente, insinuante, perfumada de manera tan diferente a como había sido ese día que todos en el bar me miraban raro, con morbo, y otras veces con burla, y otras con curiosidad.

Pero luego todo se acabó, luego cuando pasaron tres meses, me aburrí, me deprimí tremendamente, me enfermé, el poco sentido de mi vida se había agotado esa noche, mis pequeñas esperanzas se habían diluido en sus martinis, mi perfume se había confundido en su loción y nunca más volvieron, como una tonta telenovela, eso pasó esa noche, yo que tanto desprecié esa cursilería, que me casé por casarme,que tenía sexo por placer, con quien fuera y quien pareciera me fuera casi a reventar. Ni un poema había pasado en los últimos años, todo este tiempo había sido como un insulso resumen, con argumentos copiados y fusilados, con frases mal dichas, con abúlicas conquistas. Todo muy práctico, al estilo de los ejecutivos que rondaban la barra que atendía todos los días que abría el bar.

Estaba realmente destrozada, me la pasaba escuchando esa canción que dice "Sol de mi vida, fui un fracasao, y en mi caída, busqué dejarte a un lado, porque te quise tanto, que en mi...", nunca entendía la siguiente parte de la canción por más que parara bolas. Pero no importaba, seguía tarareando y fumando alguno de sus belmont, con total avidez, como su fuera el último del mundo.

escuchando Confesión por Bunbury y Calamaro


1 comment:

Anonymous said...

Extrañaba leerte...