Se me hace tarde Cecilia, desde que llegué te dije que no podría demorarme y mira como han avanzado las manecillas del reloj sin que nos diéramos cuenta...y además date cuenta!,como siempre no hemos hecho nada más sino hacer el amor de la manera más desenfrenada posible, en la cocina, en el bar, en la cama de tu abuela, la de tu hermanito, hasta has querido en la casa de tony, tu perro labrador. Cecilia, esto debe cambiar, que dirá tu novio, que dónde te la pasas que no contestas el celular, ni los correo que te escribe, ni los mensajes por el msn....¿sigue siendo tu novio?....Cecilia, ¿por qué no has vuelto a la universidad?, no te van a mantener toda la vida, y ni te lo pienses que yo lo voy a hacer porque realmente sales muy costosa, disculpa que te lo diga pero es así, comes en los sitios más caros, te vistes solo con ropa de marca y de última tendencia, no te gusta el cine en el centro, sino solo en los cine bar acompañada de una trago de buchannans...¿qué edad tiene Alejandro?, es un buen hombre, no se porque lo dejaste, Camilo es un idiota que solo te maltrata, esos moretones,¿cuando te los hizo?, quisiera verlo frente a mi a ver si es tan capaz de golpearte de esa manera...claro qyue tal vez ya no pelee por ti, hace mucho dejé de amarte.
LA policía entró dando un empujón a la puerta que se escuchó en todo el edificio. Leandro besasba a Cecilia mientras el sargento Ramírez esposaba sus dos manos ensagrentadas. En los exámenes se encontraron muestras de semen en el cuerpo sin vida de Cecilia, que según el estudio había muerto tres días antes de que la encontrarán al lado de Leandro.
escuchando unintended by muse
Saturday, December 27, 2008
Sunday, December 14, 2008
Alguna vez hicimos el amor
y sí, mi sexo érguido tal vez ya reclame tus voluptuosidades,
en esos casos me desnudo,
me meto a la ducha
y abro el grifo del agua fría.
Para mi deseo, lo reprimo no apretando las piernas,
sino atragantándome con chocolates o manjares,
cigarrillos o alcohol, distracciones que no me dejan recordarte
Tal vez tus palabras, luego de haberte hecho el amor,
son las únicas que no logro emular
solo me queda algo de consuelo en intentar dormir,
casi igual que cuando estaba a tu lado
pero con la intranquilad no ser vigilado ni amado
mientras mi ojos se perdían en tu oscuro pezón
escuchando Kabinett der Sinne by Lacrimosa
en esos casos me desnudo,
me meto a la ducha
y abro el grifo del agua fría.
Para mi deseo, lo reprimo no apretando las piernas,
sino atragantándome con chocolates o manjares,
cigarrillos o alcohol, distracciones que no me dejan recordarte
Tal vez tus palabras, luego de haberte hecho el amor,
son las únicas que no logro emular
solo me queda algo de consuelo en intentar dormir,
casi igual que cuando estaba a tu lado
pero con la intranquilad no ser vigilado ni amado
mientras mi ojos se perdían en tu oscuro pezón
escuchando Kabinett der Sinne by Lacrimosa
Wednesday, December 10, 2008
¿dónde?
Ahora no recuerdo donde te conocí,tal vez fue en una estación de transmilenio, me miraste fijamente desde el bus del que te bajaste, luego te dirigiste hacia mi y me preguntaste "sabes en que bahía tomó la ruta hacia el portal de la 80?", a mi lado estaban dos informadores de la estación quienes al ver mi cara de incógnita te respondieron. Luego diste las gracias y te quedaste allí, plantada frente a mi, sin decir nada, con tu abrigo color ocre y tus lentes gruesos tras los cuales unos ojos negros y misteriosos escarbaban dentro de mi. "¿Me acompañas?", "¿a dónde?, "a la biblioteca L.A. Arango". No sabía que decirte, es más, no te dije nada. Agarraste mi mano y me montaste al bus articulado que pasaba en ese momento. "Ese no sirve", "¿Es necesario que sirva?", de nuevo no te dije nada, solo me quedé viendo de nuevo tus lentes y noté que estaban rayados. "¿Puedes verme bien?, tus lentes están muy rayados". "Claro, en realidad solo los utilizó para protegerme del viento, pero si quieres me los quito para cerciorarme de que eres tu". No te entendí, como así que si era YO, ¿acaso me buscabas?. Te los quitaste, tus ojeras delineaban tu parpado inferior. "Si, eres tu, por poco pienso que me había equivocado", "¿a quién buscas?","pues a ti sonsito". Seguí mirándote. Te había visto, antes, no hacía un par de minutos en la estación, mucho antes,tal vez en algún bar de mala muerte a los que iba. Ahora no recuerdo en que bar, ahora no recuerdo a que hora, ni recuerdo en que estado estaba, solo se que tus ojos negros, cual azabache, se posaron en mi durante horas. "Esta vez no me dejes sola". ¿Te dejé sola?, en medio de laberinto mental ni supe cuando ni a que hora, ni en que lugar. "No, no te dejaré sola, sigue mirándome por favor"
escuchando Capricho Vasco op 24 by P. Sarasate
escuchando Capricho Vasco op 24 by P. Sarasate
Monday, December 08, 2008
La cara norte de la fortaleza Blanca
Era uno de los tres capitanes de la vanguardia. Exactamente me correspondía el ala norte de la fortaleza Blanca, y fue desastroso para mi el día en que me la asignaron. "Se que no te tomará demasiado esfuerzo, y que tu vehemente espada y voluntad logrará derrotar cualquier resistencia que se te pueda presentar". Tragué saliva cuando escuché las palabras del señor. Luego me dio un cofre donde hallé un mapa y algunos artilugios mágicos. "Esto te servirá de algo, ve inmediátamente a donde Jeremías para que te detalle el poder de cada objeto que encontrarás en el cofre".
La fortaleza Blanca tenía un gran renombre, en cuatro siglos de erigida ningún ejercito, ni por más grande y maligno que fuese había llegado más allá del portón más externo, tan solo, en algún momento hace 50 años y tal vez por un descuido, una de sus torres del homenaje había sido incendiada, pero no pasó de allí, instantaneamente se restauró y las tropas que habían osado el ataque a ese frente murieron aniliquiladas de forma horrorosa. Blanca, así eran los muros que rodeaban cada una de los tres palacios que conformbanan el triángulo de poder, estirpe negra que contrastaba con sus paredes, y que de no ser por su general, hacía mucho se habría extinguido entre llamaradas humeantes.
Al igual que la fortaleza o tal vez aún más que ella misma, la gloria enardecía su ala norte donde se alzaba un portón de más de 20 metros de alto, construido de hierro sólido y flanquedado por 5 torres del homenaje que tenían guarecido por lo menos 50 o 60 arqueros cada una . Nadie del mundo externo conocía más allá de lo que se veía desde las colinas circundantes, solo las crónicas de los ejercitos que alguna vez intentaron asediarla describían con poco detalle las tropas que aguardaban al otro lado, los cientos de jinetes que se encontraban prestos a salir arrasando con lo que se encontrarn por delante, las espadas encantadas,lor arcos invisibles, las magias oscuras recubiertas de falsa claridad que engañaban hasta al maestro más respetado de las artes de la hechicería. Sin embargo, más allá de las grandes edificaciones y los temorosos ejércitos que protegían ese punto estaba su dirigente, una mujer delgada y alta, de mirada sagaz e inflexible, voz sensual, formas ágiles y femeninas, y risa corta e inexpresiva. Su nombre no lo conocía, pero si la había visto y escuchado, en un consejo de guerra que muchos años atrás nosotros habíamos apoyado con total respeto y sinceridad, guiados por una causa estúpida que nos dejó en una situación precaria, como el ocaso de un sol que hubiera iluminado durante todo su día con todas las fuerzas de sus rayos. A ella se le conocía por su inteligencia, habilidad y tácticas en el frente de batalla, siempre iba ala vanguardia de cualquier ataque y cuando sus tropas se replegaban, ella desde un punto de mando distante lograba romper cualquier cerco que amenazara con destrozar a sus hombres. "Recuerda que tus hombres confían en ti", me dijo en algún momento en el que estuve bajo su mando. Ahora todo era diferente, empezaba a reflexionar seriamente sobre mis posibilidades en contra de ella.
escuchando Deine Nahe by Lacrimosa
La fortaleza Blanca tenía un gran renombre, en cuatro siglos de erigida ningún ejercito, ni por más grande y maligno que fuese había llegado más allá del portón más externo, tan solo, en algún momento hace 50 años y tal vez por un descuido, una de sus torres del homenaje había sido incendiada, pero no pasó de allí, instantaneamente se restauró y las tropas que habían osado el ataque a ese frente murieron aniliquiladas de forma horrorosa. Blanca, así eran los muros que rodeaban cada una de los tres palacios que conformbanan el triángulo de poder, estirpe negra que contrastaba con sus paredes, y que de no ser por su general, hacía mucho se habría extinguido entre llamaradas humeantes.
Al igual que la fortaleza o tal vez aún más que ella misma, la gloria enardecía su ala norte donde se alzaba un portón de más de 20 metros de alto, construido de hierro sólido y flanquedado por 5 torres del homenaje que tenían guarecido por lo menos 50 o 60 arqueros cada una . Nadie del mundo externo conocía más allá de lo que se veía desde las colinas circundantes, solo las crónicas de los ejercitos que alguna vez intentaron asediarla describían con poco detalle las tropas que aguardaban al otro lado, los cientos de jinetes que se encontraban prestos a salir arrasando con lo que se encontrarn por delante, las espadas encantadas,lor arcos invisibles, las magias oscuras recubiertas de falsa claridad que engañaban hasta al maestro más respetado de las artes de la hechicería. Sin embargo, más allá de las grandes edificaciones y los temorosos ejércitos que protegían ese punto estaba su dirigente, una mujer delgada y alta, de mirada sagaz e inflexible, voz sensual, formas ágiles y femeninas, y risa corta e inexpresiva. Su nombre no lo conocía, pero si la había visto y escuchado, en un consejo de guerra que muchos años atrás nosotros habíamos apoyado con total respeto y sinceridad, guiados por una causa estúpida que nos dejó en una situación precaria, como el ocaso de un sol que hubiera iluminado durante todo su día con todas las fuerzas de sus rayos. A ella se le conocía por su inteligencia, habilidad y tácticas en el frente de batalla, siempre iba ala vanguardia de cualquier ataque y cuando sus tropas se replegaban, ella desde un punto de mando distante lograba romper cualquier cerco que amenazara con destrozar a sus hombres. "Recuerda que tus hombres confían en ti", me dijo en algún momento en el que estuve bajo su mando. Ahora todo era diferente, empezaba a reflexionar seriamente sobre mis posibilidades en contra de ella.
escuchando Deine Nahe by Lacrimosa
Sunday, December 07, 2008
Mientras fumábamos 1
Estabamos en el bar Pie de Monte, donde alguna vez nos conocimos discutiendo el origen de una cancion de Radiohead, "ese tema estuvo mucho antes de que Radiohead tomara su nombre actual", decía yo insisténtemente mientras Marcos me refutaba diciéndome que en primer lugar el estilo de esa canción no era para nada compatible con lo que hacían en esos momentos Tom York y su grupo "On a Friday" y en segundo lugar algo estúpido que ahora no recuerdo. Por esos días ya Marcos fumaba, tres o cuatro cigarrillos diarios hasta que poco a poco se fueron convirtiendo en 8, 10 o 23. "Fumas mucho", le decía en las ocasiones en que no lo soportaba más. Ese día, el de Pie de Monte, se me ocurrió preguntarle el porque lo hacía, una pregunta que no se porque había pasado por alto en todos estos años. Se puso serio, estrelló contra el cenicero el trozo del Belmont que le quedaba entre los dedos y tomó un sorbo de su cerveza. No dijo nada por unos cinco minutos, pensé que se había enojado y ya le iba a decir algo cuando inició una canción de Caifanes que sabía que le encantaba. Sacó un cigarrillo de su cajetilla, me miró ironicamente y al mismo tiempo que lo prendía me decía: "¿has visto en que momentos prendo los cigarrillos?", traté de recordar rápidamente pero su mirada penetrante me lo impedía, sabía que se trataba de eso, del momento,la ocasión, el estado de la mente, pero no atinaba con certeza sobre cual era la verdadera motivación. "No se", susurré con cierta desazón. Volvió su cabeza hacia el mesero para pedir dos cervezas más, "Quieres algo más?". "Si, un Marlboro". "Matías, dame dos Águilas y una cajetilla de marlboro", voltió de nuevo su rostro hacia mi y con suavidad me dijo, "tal vez si lo experimentas obtendrás tu respuesta". Ayer me dijo un ave iniciaba su última parte cuando prendí con deseo el marlboro que Marcos me deslizaba entre los labios.
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