Cocos
Hay cosas que nunca podremos cambiar, por ejemplo
miro la palmera que me acompaña todos los días todo el día y se que sus
cocos, que a veces bajan y a veces nunca caen, siempre tendrán una piel
dura y áspera. Quizá sea cuestión de aceptar que no sea fácil llegar a
su agua y a su piel suave, quizá a veces queremos que fuera más sencillo
pelarlos, pero nada puede hacerse, el coco seguirá siendo un fruto duro
y esquivo
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