No tenía dinero para viajar, así que compré un globo terraqueo, una guía de viajes y cientos de libros (en su mayoría usados) de todos los países en donde hubiese autores traducidos al español. Solo literatura, obviamente. Quizá tendría suerte con que algunos de ellos también hubieran visitado zonas del mundo sin autores propios o no tan conocidos para tener el privilegio de la traducción.
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