Su pelo reboloteaba y enmarañado se alzaba con el aire de la ciudad. Murmuró: - algo de tomar -. Cabizbajo le entregué la botella de agua. La abrió, enjuagó sus manos y las extendió hacia por encima de su rostro. - Mira,las gotas caen -. Miré. - Ahora mira el cielo a través de ellas -. Intenté pero era complicado. - Viste? - si - mentí. Me sonrió, abrió el paraguas y dijo, - vamos a la fuente.
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