Hasta hace poco me preguntaba donde quedaba el escondite de mi corazón. Lo vi partir una tarde, luego de que tomamos el almuerzo en un restaurante de la carrera séptima con calle 18. En un descuido de esos que suelo tener cuando voy caminando, mientras prendía un cigarrillo, se soltó de mi mano y hecho a correr hacia el oriente, por la acera derecha de la avenida jimenez. La sangre goteaba por su ventrículo derecho y desde la distancia se vía como latía con una fuerza tremenda. Miraba hacia atrás asegurando que yo no fuera a alcanzarlo, pero ya sin él me era imposible correr. Lo máximo que pude hacer fue trotar unos 10 metros para luego caer lentamente sobre el andén. Él me lo había advertido, casi me gritó esa mañana diciédome que estaba aburrido de los continuos golpes, decepciones, enojos, tristezas, arañazos y casi infartos. "Es que es mucho trabajo, me tienes negreado", llegó a reclamarme una noche de cervezas y mucho licor. "Además me metes ese bendito humo, me atragantas con tus continuas borracheras y tus excesivas lágrimas. No es justo, por lo menos exijo una mejor dieta, algo de ese aire puro que tu tanto proclamas y un poco más de tranquilidad, porque acordate, tu berraco genio me pone a trabajar a mil". Era cierto. No era justo, tenía a mi ejecutivo de cabecera quemado, absolutamente sobrecargado y sin una pizca de consideraión"
Escuchando Stand By Me de Ben E. King y pensando en vos.
1 comment:
hasta ahora lo leo, es muy bueno... y realmente pareciese que tuviera alguna relacion con pequeños desgraciados... pero solo tuvimos una casual union telepatica, y conexion de ideas.
me gusta... ella es mala... es pura maldad.
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