Tuesday, July 05, 2005

Escrito desde la tumba

Tras la puerta, en el suelo del pasillo, manchas fosforescentes, sangre irradiante,pequeños grumos, la cara contra la baldosa helada, los miembros flotando, el aire que no entra en los pulmones, la lógica no cabe, la cordura subyugada, los fantasmas de la muerte, realidad exterminada, preferencias incoherentes, los recuerdos concentrados en toda la mente, el murmullo de la noche, las notas de un llanto, tres trites rostros, no hay mirada, no hay futuro, el miedo cubre la sala, un abrazo impotente, las imágenes pasan en la cinta, las fotos de siete rollos desperdigados por doquier, un temblor, los huesos como cáscara de huevo, el dolor pesado y pasado combinado con la sangre de un ayer, sigilósamente el terror marca el comienzo de la noche singular, los ojos dejan de ver, el espejo sobre el techo refleja algo patético, y resuena aquella palabra fuertemente con más desprecio de lo que significa, la boca se sella, el humo se apodera de las cuatro paredes, los dos rosotros fijamente clavan su mirada en la transfiguración de la tristeza, se carga el cadáver inerte, se deposita sobre filamentos de algodón, el líquido turbio sube por la garganta, los seis ojos se derriten en completa desazón, a lo lejos una vocecilla clama un ruego de vida, se agudiza el oído para escucharlo, es ininteligible, es incomprensible, es imposible, es ruido, desperdicios dejados de una obra de arte, el rostro aún vivo se acerca al aliento de la muerte, todavía los hilillos de agua salada surcan las sienes calvas, escucha desesperadamente, es en vano, es horrible, ve como cada centímetro de carne se quema, y la alcoba comienza a llenarse de un aire pestilente y mortífero.

A las 11:47 p.m. Mercedes de la Roca, acompañda ppor su hja Inés, observa desde un rincón de la pieza el cuerpo petrficado de Juan Miguel de la Roca, defensor acérrimo de la fortaleza divina, que atacado en una emboscada, muere terriblemente entre sollozos desesperados nacidos de un amor quimérico. Las últimas palabras de éste resuenan sordamente mientras su cuerpo se va descomponiendo lentamente: "Diganle a Maria Camila que la amo y que la amaré en el otro mundo y que por favor no me deje, no me deje". Luego expiró y ya nada quedó.

1 comment:

PPPP said...

y si quizàs algo quedò, jaqueando a la muerte puta... algo q tenìa q ver con la vida, osea con el amor...?


Besos

Maga