Friday, August 15, 2008

Al encuentro de la oscuridad

La oscuridad nunca abandonó su corazón, la sangre manaba entre las sombras y poco era lo que podía hacer para curar sus heridas de nacimiento. Cuando su cota de malla, negra como el azabache, envolvía su cuerpo su respiración se tornaba lenta, pasiva y discreta. Su mirada era confusa, concentrada en solo un punto pero a la vez hacia todos lados, era gris, opaca, a la expectativa siempre, atenta mientras escrutaba cada figura que veía que se transfiguraba por los caminos errantes. El misterio lo dejaba ver como peligroso,lo tildaba particularmente de fatuo y pocas veces se acercaban más allá de lo necesario. La soledad era su única compañía y aunque dirigiera un grupo de cientos de guerreros, no se le veía especialmente con nadie, se ceñía en su manta en las noches nubladas y caminaba errante entre los brezos de los bosques guiado solamente por la luz tenue de la luna llena.

Era un capitán oscuro, que ahora se dirigía hacia la sombra, hacia su destino, hacia los que alguna vez conoció de cerca, hacia la incertidumbre, hacia un vacío que paradójicamente llenaba su mente durante todos los días que duró la marcha.

escuchando tus canciones Vértigo